Nos encontramos delante de una preparación extrema SWAP, además, con esta dosis extrema de Tuning exterior e interior. Así es este Seat Ibiza.
Y para verlo nos hemos ido a Francia, mejor dicho, Francia ha venido a nosotros (somos país de grandes concentraciones y buen ambiente). Porque si hasta ahora hemos visto un SWAP, algo más puro y sin demasiados artificios en cuanto a demás modificaciones de carrocería, llega Olivier y nos presenta su Seat Ibiza el Diablo al completo.
Vamos por partes, ya que ante tanto impacto visual es fácil despistarse.
Lo primero: abrir el capó, mirar el motor de este Seat Ibiza y decidir qué tiene que ir fuera. El elegido para sustituirlo fue un motor de Golf III VR6, con lo que ya tenemos un cambio de potencia radical; ahora estamos hablando de 240 CV. Esta impresionante modificación, mejor dicho cambio completo, está acompañado por unas mejoras en el embrague, que se ha aligerado y reforzado, y también por un árbol de levas modificado. Un filtro de aire K&N optimiza la entrada de aire al motor y contribuye a alcanzar los 245 km/h de velocidad máxima. La verdad es que nadie espera ver un motor completamente transformado y decorado cuando levanta el capó de este Seat Ibiza entradito en años.
Para el chasis, Oliver eligió llantas Parotech de 18” con suspensión Koni y frenos Brembo destinados a Peugeot 406.
Si hemos empezado por el motor es porque realmente nos ha fascinado que un coche con esta decoración un tanto cargada apueste también por un SWAP. La carrocería es inmensa, cargada y vistosa. ACE (preparador, diseñador y fabricante francés con sede cerca de Lyon) ha montado un kit de carrocería realizado a medida para este Seat Ibiza. Paragolpes delantero, trasero y capó responden a esta exclusividad; mientras que las taloneras son tipo M3 y el alerón es de WRC. Los grupos ópticos también se han modernizado, con faros tipo Angel Eyes y pilotos traseros tipo Lexus. Las puertas son lambodoor, para cambiar así su sentido de apertura. Sin duda, merece punto y aparte la decoración exterior, de ahí el nombre del coche. El Diablo no lo encontramos en la pintura de base negra, sino en todas las aerografías que recorren la carrocería. Pintado por NSF Colors, los flamings son una constante. Salen llamaradas de los dos escapes ovalados, de las puertas laterales, del portón; hay calaveras flambeadas en los pasos de rueda y una diablesa ocupando el capó. Bajo el alerón está grabado el nombre del coche. Y para acabar con este look infernal en el exterior, los cristales se han tintado en rojo.
Nos movemos al interior donde nos quedamos parcos en palabras. Podríamos definirlo como alucinante, escalofriante, exagerado o incluso temerario pero nos quedaríamos cortos, así que nos vamos a limitar a describirlo para que lo juzguéis vosotros mismos.
Para empezar, un tapizado íntegro en piel roja y amarilla, una combinación exacta que también encontramos en pintura. Todo es ahora de este color: el salpicadero, los baquets Recaro, el volante Isotta, los asientos traseros, el techo y también el buen trabajo en fibra realizado en las puertas para integrar los dos altavoces. Otro magnífico trabajo de adaptación en fibra es el de la guantera, donde ahora tenemos un monitor encima de la fuente Alpine y de varios relojes e interruptores. Otra pantalla retráctil se ha instalado en la columna central, en su sitio de origen. Ya en el maletero, al parecer radioactivo, se enfrentan los dos subwoofers Focal.
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